19 junio, 2016

Sin un freno que detenga este Cadillac*

Sin un freno que detenga este Cadillac
acelero mi adolescencia hasta volverme viejo
diversas razas de perros orinan mis llantas
lo mismo que mujeres mis labios
su lluvia dorada estampa el parabrisas
enciendo las intermitentes para combinar los estrobos ámbar con la noche
como si la carretera estuviera hecha de fuegos artificiales
y ahora mismo festejáramos el fin de la humanidad
El pedal se abraza con amor a mi pie
la caja de velocidades une sus engranes a mis venas
voy a más de 180 erecciones
con el único combustible que me provee la vida
mi cuerpo
la ciudad que sacudo según mi gusto
donde abundan hoteles de paso, fiestas, explosiones solares
Me detengo a voluntad en un McDonalds o unos tacos de la calle
lo imprescindible es tener la panza llena
y el pito contento
un saxofón que silba un rola de Fela Kuti
a mitad de mi pecho
bailo con las 27 bailarinas y cantantes que fueron sus esposas
reniego del pasado, el presente, el futuro y todos los tiempos
el jazz y la cumbia me salvan
ahí es donde en realidad habita lo divino
en el sudor de las amapolas
la ventisca del vello púbico
el tatuaje en la mandorla de la virgen
La mitad de todo esto es apenas el inicio de una eyaculación
que mis palabras hacen en el desierto de los cielos
un nombre de fiera salvaje
uno que mida la dimensión de mi sombra
uno semejante al comienzo de este siglo
uno que revele el antepenúltimo de mis besos
para tener el valor de trepar de nuevo al cuadrilátero
y vencer la derrota que mi padre dejó en un ataque cardiaco
con una patada voladora y una llave china sobre el cuello
de las personas que odié en la infancia
y el día de hoy ya sin odio sigo apretando.

Karloz Atl
*En cada libro siempre le escribo un poema a mi papá, ahora en el nuevo libro que sale por estos días va a salir este que les entrego, para quienes aprendimos a hacer llaves chinas por nuestra cuenta para defendernos y al tiempo aprendimos a perdonar su ausencia.

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